El objetivo de una terapia de pareja no es preservar la relación a cualquier precio o ayudar a la pareja a soportar los conflictos y la infelicidad a toda costa, sino ayudar a cada miembro de la relación a clarificar y poder expresar sus deseos y necesidades de la manera mas honesta y clara posible.

Nadie de forma individual tiene el poder de salvar a la pareja, eso es simplemente una fantasía.

El amor es un sentimiento muy poderoso, pero que no lo puede todo. El amor de pareja a otro ser humano es una construcción que toma pie en el conocimiento suficiente de uno mismo y de su propio respeto. No se basa en la negación de las propias necesidades y deseos por el otro. Eso no es amor. Resulta duro ver como algunas personas luchan denodadamente en soledad por sacar una relación adelante atribuyendo por un lado que la responsabilidad de que la pareja funcione es suya y por otro lado que existe algo en el otro donde construir sin percatarse que todo lo que ven es todo lo que ellos llevan a la relación, no lo que el otro tiene, ni lo que el otro trae. Es un espejismo que brota como consecuencia de la sed de afecto sumado muchas veces a una ya de por si dañada autoestima.

La pareja es un lugar habitado por dos personas que son capaces de soportar su propia angustia sin necesidad de hacerse cargo de la del otro renunciando a su propia vida. Un espacio empático donde el agradecimiento, la capacidad de perdón, reconocimiento y autocrítica pueden tener cabida.

Existen muchas llamadas parejas que nunca lo fueron y nunca lo llegaron a ser, a lo sumo, podemos decir que fueron o son agrupaciones de dos que confundimos con parejas.

Existen muchas áreas a compartir en la pareja en la que se deben de llegar a acuerdos y requieren de un trabajo personal para poder entenderse y engranarse con el otro, como son el uso del dinero, el estilo educativo de los hijos, el uso del tiempo libre y de las relaciones sociales, la distribución de las tareas domésticas, el encaje con las familias de origen del otro poniendo correctos límites que eviten invasiones y luchas de poder, la afectividad y el sexo por poner algunos ejemplos.

Pero una de las grandes claves de una relación satisfactoria es sin duda la comunicación. Una comunicación entendida no solo como la mera trasmisión de la información sino una comunicación profunda, fundamentalmente como la expresión y verbalización de sentimientos íntimos en un ambiente seguro y de respeto que facilite la reciprocidad. Este tipo de comunicación implicar el arte de escuchar y expresar sentimientos adecuadamente cuestión cada vez más compleja en el mundo en el que vivimos.

De no existir ese canal de comunicación respetuoso, profundo e íntimo y en su lugar encontramos el silencio, la crítica, el desprecio, el abandono emocional, la huida (por medio por ejemplo del sexo o las adicciones), o la culpabilización es difícil poder afirmar sobre la existencia real de una relación de pareja.

 

Dr. Psi. RICARDO BRAVO DE MEDINA

Psicólogo Especialista en Psicología Clínica