Sobre las consecuencias psicológicas vividas como consecuencia del confinamiento del 14 de marzo al 3 de mayo de 2020 se ha especulado mucho. Hemos aceptado esta situación de pandemia y confinamiento como una situación de alto estrés psicosocial con un impacto psicológico asociado a la incertidumbre y a lo impredecible de lo vivido entre otros factores.
Existen estudios que aportan datos sobre la aparición de síntomas de estrés postraumático, estrés agudo, trastorno de ansiedad generalizada, miedo a contraer la infección y trastornos del sueño. También es reseñable la importancia de la asociación positiva existente entre el uso frecuente de las redes sociales y los casos de ansiedad.
Pero sobre todos estos estudios cabe destacar el llevado a cabo por Bonifacio Sandín, Rosa M. Valiente, Julia García-Escalera y Paloma Chorot, titulado “Impacto psicológico de la pandemia de COVID-19: Efectos negativos y positivos en población española asociados al periodo de confinamiento nacional”.
Este estudio proporciona información no especulativa sobre el impacto psicológico negativo asociado al coronavirus y caben destacar algunas de las conclusiones obtenidas.
- Es frecuente la presencia del desarrollo de miedos al coronavirus en los participantes. Estos miedos se dividen en cuatro tipos de miedos como son: al contagio enfermedad y muerte; a la carencia de productos de consumo básicos; al aislamiento social; y al trabajo y pérdida de ingresos.
- Es en la categoría del miedo al contagio, la enfermedad y la muerte donde se concentran los miedos mas frecuentes. El miedo a que se contagie algún familiar o a la propagación, los mismo que el miedo al aislamiento social se da en el 40% de la población en estudio.
- Entre los factores de vulnerabilidad a la aparición de los miedos están la intolerancia a la incertidumbre, el afecto negativo y pertenecer al sexo femenino. Al mismo tiempo es factor de riesgo la excesiva exposición a los medios de comunicación, vivir con enfermos crónicos y vivir con menores de 12 años.
- Predominan los síntomas de preocupación, desesperanza, problemas de sueño y depresión en el grupo de mujeres. Asimismo, elevados niveles de ansiedad, nerviosismo e inquietud, ira/irritabilidad y sentimiento de soledad.
Estos y otros son algunos de los resultados obtenidos en este recomendable estudio serio y de carácter empírico nada desdeñable del que recomiendo su lectura y posterior reflexión de cara al tratamiento y prevención.
