El estrés de la pandemia dos años después.

La crisis del Covid-19 se está cebando con una ya maltrecha salud mental de nuestra sociedad y con sus servicios de salud mental que ya venían en precario a pesar de las continuas alertas que existían sobre la presión asistencial, la sobrecarga en los profesionales y la imposibilidad de llevar a cabo una buena praxis psicológica con unos tiempos de atención al paciente insuficientes y con un número de facultativos psicólogos muy por debajo de las necesidades y de la media Europea.

La población sufre mes a mes, viendo enfermar o fallecer a sus seres queridos, enfrentándose a dificultades económicas o pérdidas de empleo, sometidos al estrés emocional de las medidas cambiantes e incontrolables para evitar el contagio, con dificultades económicas, profundamente fatigados y afligidos, sufriendo penurias psicológicas, los hábitos de sueño y alimentación han cambiado, las personas están mas irritables, con menos tolerancia y mas inestables emocionalmente con mayor presencia de miedo y preocupación.

Según los últimos resultados de la Comisión Europea y la OECD (Organización para la cooperación y el desarrollo económico) publicado en su informe del pasado mes de noviembre del 2021 (Health at a Glance: Europe 2021) el Covid-19 ha causado unos 2,5 millones de muertes en los países pertenecientes a la OCDE y ha duplicado la prevalencia de los trastornos de ansiedad y depresión. Se ha deteriorado la salud mental en general elevando los niveles de angustia mental en la población y las tasas de suicidios.

Asimismo, ha aumentado el 16% el número promedio de muertes disminuyendo la esperanza de vida en España de -1,5 años. Ha afectado principalmente a los grupos de población más vulnerables como personas mayores de 60 años y los jóvenes con una fuerte presencia de ansiedad y depresión.

Al mismo tiempo aumenta aún más el consumo de psicofármacos, duplicándose como ejemplo, el consumo de antidepresivos, a pesar de que la recomendación terapéutica de primera elección para estos casos es el tratamiento psicológico.

Por si fuera poco, los hábitos de consumo de alcohol, tabaco y otras drogas también se han visto afectados con la pandemia incrementando el uso, abuso y uso problemáticos de estas drogas.  4 de cada 10 personas han aumentado su consumo de alcohol durante la pandemia. El perfil de los principales consumidores de alcohol han sido las mujeres, familias con niños pequeños, personas con altos ingresos y aquellas que ya presentaban trastornos psicológicos de ansiedad y depresión.

Esta revisión de los datos no es alentadora, lo que nos lleva a pensar sobre la importancia de la salud mental y la necesidad de ayuda e inversión en profesionales de la salud mental y medidas eficaces.  La salud mental de la población se está deteriorando a gran velocidad y se encuentra al borde de problemas psicológicos graves.

Dr. Ricardo Bravo de Medina

Psicólogo Especialista en Psicología Clínica