Dopaminados. El lado oscuro de las nuevas tecnologías.
“No somos clientes sino productos”
Max Stossel
“Yo quiero ser dueño de mis decisiones y por eso no uso esa mierda y quiero ser dueño de las decisiones de mis hijos y por eso no les dejo usar esa mierda”
Chamath Palihapitiya exvicepresidente de Facebook
La exposición masiva a las pantallas cada vez está más extendida con un notable aumento en los niños menores de 10 años. Desde hace unos años se viene observando en la práctica clínica toda una seria de síntomas psicológicos negativos asociados al uso de las nuevas tecnologías. En esos niños podemos observar síntomas clínicos que nos recuerdan a los que aparecen en otras adicciones como la abstinencia, el aumento de la impulsividad, la irritabilidad, trastornos del sueño.
Las investigaciones demuestran que el uso de estos dispositivos producen dopamina en nuestro cerebro. La dopamina es un neurotransmisor que desempeña varias funciones y procesos en nuestro cerebro como la atención, la memoria, el pensamiento, el estado de ánimo o el aprendizaje. Pero sobre todo es la hormona de la búsqueda, e incrementa el mecanismo de recompensa o los centros de placer cerebral lo cual es clave para la génesis de las adicciones.
Existe una interacción entre la dopamina y los nuevos dispositivos digitales. La liberación de dopamina en nuestro cerebro produce placer y en consecuencia, la utilización de los dispositivos móviles con constantes novedades, reclamos de atención, aplicaciones, redes sociales, likes, etc. supone un “chute” constante de dopamina y por lo tanto de sensación de bienestar cerebral.
Todo esto tiene como consecuencia la modificación de nuestro cerebro cuando pasamos demasiado tiempo delante de la pantalla. Se produce un encogimiento de nuestro córtex frontal que es la parte cerebral más evolucionada del ser humano y se encarga, entre otras cuestiones, del análisis y planificación de las tareas y toma de decisiones, así como de la regulación del comportamiento. Surgen lagunas entre las conexiones neuronales y una materia gris menos densa. Esto significa que la persona disminuirá su capacidad para pensar, para reflexionar y será mas impulsivo, mas agresivo porque poseerá menos capacidad inhibitoria y por lo tanto será más vulnerable a contraer cualquier tipo de adicción sea química o comportamental.
Existe un objetivo claro por parte de las grandes compañías con neuroconomistas en sus filas y es desarrollar tecnologías que sean lo más adictivas posibles.
La tecnología está diseñada para captar de forma constante e indefinida nuestra atención. Como decía en su libro “Hook” Nir Eyal, asesor de neuromarketing, se trata de inhibir las partes del cerebro con el juicio y la razón, y activar las partes asociadas con el deseo y las ganas. Es decir que la gente sea mas estúpida.
Sean Parker, cofundador de Facebook decía arrepentido en una entrevista “estas explotando una vulnerabilidad de la psicología humana…lo sabíamos y aun así lo hicimos conscientemente”
En la misma línea Chamath Palihapitiya exvicepresidente de Facebook decía “hemos creado herramientas que desgarran el tejido social” y añadía “estos bucles cortos de retroalimentación a base de dopamina que hemos creado están destruyendo el funcionamiento de nuestras sociedades. Si le das de comer a la bestia, la bestia te destruye”.
Para ir terminando, el Waldorf School es un colegio privado donde está totalmente prohibido la utilización de cualquier tipo de pantalla. Pues bien, las tres cuartas partes de los estudiantes de este colegio son los hijos de personas que trabajan en el sector tecnológico de Silicon Valley. Es decir, aquellos que desarrollan y crean estas tecnologías no dejan que sus hijos las utilicen y les protegen de ellas.
Las tecnologías tienen un lado bueno, pero también un lado oscuro. El riesgo de poder ser manipulados es claro y está ahí gracias al conocimiento del funcionamiento psicológico de las adicciones y del cerebro. Necesitamos tiempo para adaptarnos y optimizar el uso y los beneficios de las nuevas tecnologías por lo que debemos estar atentos y aprender rápido. Además, debemos proteger y cuidar a los niños de estas nuevas tecnologías, no debiéramos permitir que ningún niño menor de 10 años utilizara estas nuevas tecnologías, sobre todo los dispositivos móviles.
¿Existe algún tipo de responsabilidad moral o ética en desarrollar tecnología y aplicaciones explotando las vulnerabilidades de nuestro cerebro y el cerebro en desarrollo de los infantes?
