Lo importante no es lo que se compra sino comprar.
“He pasado por delante de la tienda y desde la calle he visto un jersey amarillo precioso. Sé que no lo tengo que comprar, que tengo el armario lleno de jerséis y ropa de todos los colores. Pero siento un deseo irrefrenable, una tensión interna que me impulsa a comprarlo. Se mete en mi cabeza y siento una profunda excitación y obsesividad por comprarlo. Me resulta muy difícil quitármelo de la cabeza, no se va. Aunque me quiera engañar, se lo que pasará si me lo compro. Cuando llegue a casa me sentiré vacío y triste y tomaré conciencia de que he gastado un dinero que no tengo en algo que no necesito”
Durante estos días de rebajas comerciales nos vemos sometidos a la tiranía constante y regular del intento de seducción, captación y manipulación para la compra de diversos productos. Para ello no se escatimarán esfuerzos publicitarios y de reclamo varios que van desde el buzoneo de propagandas de papel tradicional hasta la mensajería invasiva en nuestros móviles o correos electrónicos anegados de señales y refuerzos positivos que invitan a la compra en cómodos plazos.
Lo cierto es que las nuevas tecnologías con internet al frente añaden más leña al fuego en este sentido debido a que aumentan la disponibilidad, la accesibilidad, la recompensa inmediata de comprar fácilmente de forma privada y anónima sin verse expuesta a la crítica o cuestionamiento de la familia o simplemente de los demás, lo que facilita la ocultación y la negación de lo que puede ser un problema grave. De hecho, la prevalencia de compradores patológicos online está entre el 2% y el 5% y la edad media del trastorno está entre los 18 y 30 años de edad siendo mas frecuente en mujeres que en hombres
La adicción a las compras o compras compulsivas se define como un deseo irrefrenable o un impulso incontrolable de adquirir objetos que resultan superfluos e inútiles. Es decir, como en el resto de las adicciones ya sean químicas o comportamentales, se caracteriza por la pérdida de control. El placer, la excitabilidad, la sensación de bienestar que se obtiene no proviene tanto del objeto comprado sino del hecho de comprar en sí mismo con sus rituales añadidos (sacar la tarjeta de crédito, las bolsas en la mano…).Este hecho de comprar se convierte en un reforzador negativo en el sentido de hacer que la persona deje atrás sentimientos de malestar o displacer como la ansiedad o la tristeza. Mientras se está en el proceso de comprar la persona se siente lleno por la excitación, o mejor explicado dejan de sentirse mal por la excitación.
Asimismo, estas compras compulsivas suponen un gasto excesivo e innecesario con respecto a la economía de la persona y familia que se puede ver quebrada y en situación de dificultad económica. Todo se agrava aun mucho mas cuando se piden créditos rápidos a los bancos lo que incremente el problema y la gravedad de este debido a que se generan deudas y añaden problemas legales entre otros. En la misma línea en otros ámbitos de su vida donde se producen problemas interpersonales, divorcios, ruina o el riesgo de suicidio.
Lo cierto es que detrás de estas compras compulsivas podemos encontrar personas con una baja autoestima, con profundos sentimientos de soledad, con insatisfacción vital, con escasas relaciones de calidad y con pensamientos o sintomatología depresivos.
Sin duda este es un trastorno cada vez mas importante que adquiere una significativa dimensión con la aparición de las nuevas tecnologías y la figura de los nativos digitales de los adolescentes e infantes que están en alto riesgo. Tomar conciencia de la importancia de esta adicción comportamental en nuestra sociedad, desarrollar mecanismos preventivos de afrontamiento así como recursos y habilidades personales, la inclusión de la familia en la psicoeducación digital y la ayuda psicológica serán elementos claves para afrontar esta problemática.
