Que la tecnología digital influye en el desarrollo cerebral de nuestros hijos es un hecho hoy día ya poco discutible a pesar de que sigan existiendo voces que minimicen, endulcen, devalúen o simplemente quieran negar esta evidencia.

Si bien es cierto que se precisan de mas estudios para ir ahondando sobre los efectos perjudiciales de los dispositivos digitales, lo cierto que se disponen de abundantes investigaciones que nos ofrecen conclusiones que debemos considerar cuidadosamente.

Se van a mencionar aquí tan solo tres de los efectos perjudiciales que se han observado en diferentes estudios sobre el lenguaje, la atención y el sueño.

Efectos perjudiciales sobre el lenguaje:

La entrada masiva en nuestra sociedad de los dispositivos móviles y mas en concreto de los teléfonos inteligentes ha propiciado que muchos padres den acceso casi libre al niño al uso del móvil, Tablet o dispositivos similares.

El cerebro del niño esta diseñado para las relaciones humanas reaccionando con mayor intensidad ante la presencia física de otra persona y siendo irreemplazables este tipo de interacciones para el correcto desarrollo psicológico del niño y del adolescente.

Se ha demostrado que a mayor utilización de dispositivos digitales más se merma y debilita gravemente los intercambios personales con los padres. Si a esto añadimos unos padres que no levantan la cabeza de sus propios móviles, tabletas o cualquier otro dispositivo nos debiéramos de preguntar qué nos queda de la comunicación dentro de la familia. En las familias está quedando muy poco o nada de comunicación verdadera y mucho de comunicación robótica.

Una de las consecuencias de todo esto, según muestran los estudios en cuanto al lenguaje, es que las probabilidades de desarrollar problemas logopédicos se multiplican hasta por ocho cuando el empleo de las pantallas es de al menos dos horas al día. Límite superado fácilmente por muchas familias.

Al mismo tiempo existe una pérdida de léxico y de aprendizaje de estructura gramatical ya que el cerebro y su estructura neuronal está preparada para aprender con una persona, cuestión que es esencial e irremplazable, y no con el tutorial de turno.

Efectos perjudiciales en la atención:

Sabemos desde hace mucho tiempo sobre la importancia de la tranquilidad, el silencio o la calma para desarrollar una correcta capacidad de atención que favorezca el aprendizaje. Pero parece hoy que esta máxima se ha visto arrinconada por la aparición de las nuevas tecnologías con el nuevo mantra de la multitarea y sobreestimulación.  No es difícil acabar viendo como los hijos están con la tele, el portátil y el móvil al mismo tiempo si les dejas, cuando el cerebro puede procesar de forma lineal y es forzado a la multitarea. Entonces termina picoteando contenidos superficiales sin ninguna profundidad en extraer contenidos profundos o en aprender a una atención sostenida y profunda sobre algo concreto.

Lo cierto es que los entornos digitales y su sobreestimulación tiene efectos perniciosos sobre la atención, déficit de concentración, aumento la hiperactividad, problemas de memoria, aprendizaje, y aumentan la vulnerabilidad de padecer conductas adictivas.

Parece importante recordar, sobre todo en los tiempos que corren, que nuestro cerebro necesita de serenidad, sosiego y calma para poder optimizar su desarrollo. Debemos elegir que queremos construir como padres en cuanto a entornos serenos o entornos de consumo digital para nuestros hijos.

Efectos perjudiciales sobre el sueño:

El sueño saludable es el pilar de nuestra biología y sistema inmunitario. Es el responsable de un correcto desarrollo emocional y del correcto estado de nuestras funciones cognitivas como pueden ser la memoria o la atención.

Sin embargo, el consumo digital y más en concreto el uso de los dispositivos móviles está suponiendo una interferencia de gravedad en el descanso nocturno entre los niños y adolescentes. Por promedio se pierden 3 horas al día entre los 2 y 8 años, de 4 horas, 45 minutos entre los 8 y 12 años, y de 6 horas 45 minutos entre los 13 y 18 años.

La luz azul que emiten las pantallas inhibe la secreción de la neurohormona melatonina (hormona del sueño) que segrega la glándula pineal y que es responsable de la conciliación del sueño. Es por eso por lo que es tan importante no acceder a los dispositivos móviles horas antes de ir a dormir para facilitar la buena calidad del dormir. Las pautas de higiene del sueño deben de contemplar la psicoeducación digital empezando por los propios padres.

Creo que podemos estar de acuerdo que es primordial el bien dormir como base de la salud y del desarrollo.

En conclusión, no se trata de demonizar las nuevas tecnologías ni de rechazarlas ciegamente. Podemos reconocer muchas de sus bonanzas en diferentes campos, pero tampoco debemos negar una realidad problemática con respecto al uso que se le está dando por nuestras nuevas generaciones y no tan nuevas. Tenemos mucho que aprender todavía para poder llegar a hacer un buen uso y una buena adaptación de nuestro cerebro a mundo digital actual. Es todo un desafío en el que por ahora vamos perdiendo.

Referencia: Desarrollo Infantil. Cómo las pantallas perjudican el cerebro de nuestros hijos. Michel Desmurget en MyC nº 103, 2020.