Tratamiento en niños y adolescentes del desorden emocional de la fatiga pandémica.
Existe un grave incremento creciente de la fatiga pandémica en la población general y mas en concreto en grupos especialmente vulnerables como son los niños y los adolescentes. En estudios llevados a cabo con una franja de edad de 3 a 18 años se observa como experimentan alteraciones emocionales y conductuales, dificultades de concentración, mayores niveles de ansiedad, aburrimiento, irritabilidad, inquietud, preocupaciones, discusiones, uso de pantallas, disminución de la actividad física, caracterizándose en el grupo de los niños una mayor dependencia de los padres y problemas de conducta como las rabietas. Todo esto sumado a un clima de estrés, tensión, inseguridad y desconcierto de padres enfrentados además a las pérdidas de seres queridos o graves problemas económicos entre otras consecuencias. Todo esto queda trasferido al interior del propio sistema familiar reduciendo la estabilidad, confianza y seguridad necesarias para su correcto desarrollo psicológico. Por lo tanto, parece razonable y necesario implementar medidas de prevención y tratamiento de forma urgente frente a los desórdenes emocionales.
Un marco psicoterapéutico como la terapia cognitivo conductual (TCC) con un importante respaldo científico, ofrece tratamientos, métodos y estrategias eficaces en niños y adolescentes con trastornos emocionales como la ansiedad, depresión, trauma o el estrés producidos por la pandemia. Estas intervenciones desde la psicología clínica, están diseñadas para entrenar a los hijos a aprender a gestionar las emociones intensas de forma efectiva y adaptativa evitando daños psicológicos y al mismo tiempo capacitándoles con recursos para afrontar los retos de la vida cotidiana.
Estos programas les enseñan a reducir los estados emocionales negativos e intensos mediante el entrenamiento en diversas técnicas como pueden ser, por poner unos ejemplos, las técnicas de extinción del estrés, técnicas de conciencia plena, aprendiendo a identificar y comprender tanto sus emociones como comportamientos, estrategias cognitivas y de resolución de problemas, estrategias de afrontamiento o técnicas de exposición y activación conductual.
El impacto positivo de este tipo de intervenciones psicológicas en la salud mental es indiscutible. Por lo tanto, parece necesario abordar con urgencia los trastornos emocionales en niños y adolescentes provocados por la crisis pandémica que estamos viviendo. Para ello disponemos de intervenciones de carácter no farmacológico que ofrece la psicología clínica como alternativa eficaz a la administración de fármacos a este colectivo sensible. Hagamos uso de ellas entonces.
Dr. Ricardo Bravo de Medina
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
