Son muchas las razones por las que la persona no llega a realizarse y a explotar sus innatas potencialidades y recursos personales que le lleven a una vida plena. Valga como ejemplos la convivencia con unos padres hostiles o rechazantes, una educación inadecuada basada en roles sexuales que programan por ejemplo en el caso del hombre a inhibir la ternura o la expresión de sus emociones, la sobreprotección o la permisividad excesiva u otras vivencias y prácticas erróneas que castran y socavan la satisfacción de necesidades básicas como la necesidad de amor y estima o la necesidad de seguridad.
Otra razón que debemos apuntarnos como obstáculo del desarrollo personal es lo que Maslow denominó el complejo de Jonás. Este complejo se basa en el relato bíblico que dice así.
“llamado por Dios para profetizar, pero Jonás tenía miedo de esa tarea. Intentó escapar de ella. Pero sin importar a dónde fuera Jonás no podía encontrar lugar para ocultarse. Al final entendió que tenía que aceptar su destino (citado en Hoffman. 1996. P. 50).”
El complejo de Jonás se basa en la idea de que la maximización de nuestro potencial nos llevará a una situación que no podremos afrontar. Las posibilidades nos asustan provocan una posición ambivalente de deseo y rechazo una vez descubierto nuestra capacidad y recursos.
Hay personas que sólo han conocido la tristeza y el sufrimiento durante la mayor parte del tiempo de su vida. Sus necesidades básicas de seguridad, amor, pertenencia y estima quedaron profundamente dañadas o insatisfechas. No aprendieron ni conocieron vivir en un bienestar suficiente, con lo que ese nuevo territorio psicológico que se les aparece en su recuperación y desarrollo, a pesar de tenerlo al alcance de la mano, provoca una sensación extraña de enajenación, desconcierto y confusión que les puede llevar como a Jonás a intentar escapar para ocultarse.
Permanecer y aceptar ese estado emocional de extrañeza requiere coraje. Ser uno mismo, desarrollarse, romper barreras y limitaciones demanda esfuerzo, disciplina y compromiso. No digo que sea fácil pero no es un desafío cualquiera, es el desafío.
Por último, decir que existe el error de igualar a la felicidad con la acumulación de experiencias placenteras, por lo que existe una tendencia obsesiva a coleccionar aquello que nos proporciona placer ya sea coleccionar actividades, coleccionar parejas, coleccionar adicciones y así un largo etcétera. Por el contrario, la felicidad se asocia más al sentido de desarrollo y realización personal
Dr. Psi. RICARDO BRAVO DE MEDINA
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica