Uno de los problemas con los que más frecuentemente me encuentro en la consulta es la dificultad que tienen las personas para identificar sus propias emociones. Muchos de ellos viven desconectados de sus propias emociones. Cuando se les pregunta sobre cómo se sienten o cómo les hace sentir tal o cual situación, relación personal o idea/pensamiento tienden a responder con algo tan genérico e inespecífico como “bien” o “mal”. “Bien” o “mal” se convierte es un gran saco donde metemos infinidad de emociones sin saber muy bien de qué estamos hablando. ¿Acaso es lo mismo la tristeza que la ira, el odio que el enfado o la espontaneidad que la impulsividad?, desde luego no.
Lo mismo ocurre con las sensaciones corporales y las emociones. Por ejemplo, es muy común encontrarte con una respuesta de “estoy cansado” cuando lo que se quiere decir es “estoy triste”. Por lo tanto, si nos hacemos un autodiagnóstico de “estar cansado” en lugar de “estar triste”, la respuesta que nos vamos a dar es claramente diferente y sobre todo ineficaz.
En este sentido y por poner otro ejemplo, hoy día existen diversos tratamientos psicológicos que ayudan al paciente con dolor crónico a aliviar su sufrimiento. Debemos pensar que el dolor además de ser una sensación es una emoción que se acompaña de ansiedad y depresión.
Incorporar los diferentes estados emocionales a nuestro campo de conciencia es esencial para poder atendernos y hacernos cargo de nosotros mismos. Ya es claro y hemos aceptado que existe una relación causal entre una emoción y las decisiones que tomamos cotidianamente, así como con las conductas y comportamientos que tenemos en la vida.
Aprender a interpretar adecuadamente los estados emocionales propios y ajenos y al mismo tiempo aprender a gestionar las emociones y su correcta expresión se torna una tarea clave para nuestra vida si queremos no enfermar.
En este sentido y ante la dificultad de poner nombre a las emociones dejaré planteada la siguiente tarea para que cada uno la ponga en marcha si así lo desea. Consiste en lo siguiente: Después de una situación vivida que pudiera ser significativa para nosotros, después de mantener una conversación con alguien o al final del día durante 5 minutos, propongo que en un primer paso te preguntes, “¿cómo me he sentido?”.
El segundo paso sería mirar la tabla que te dejo para facilitar la identificación emocional. Esta tabla parte de las emociones básicas y se completa con las variaciones posibles de esas mismas emociones.
Te propongo esta tarea, que requiere ser practicada con regularidad, para que te fortalezcas psicológicamente. De esta forma incrementará tu conciencia emocional, aprenderás a interpretar adecuadamente tu estado emocional, y finalmente serás consciente de cómo te sientes. Esto te ayudará a salir de la confusión hacia la claridad y podrás decidir de forma más eficaz y eficiente en la vida lo que es bueno para ti. Párate, date un espacio para pensarte y tratar de conectar con tus emociones.
Dr. Psi. RICARDO BRAVO DE MEDINA
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica