Podemos observar cada vez con mas frecuencia, por desgracia, como nuestra disciplina y ciencia de la psicología está siendo esquilmada, saqueada y maltratada en sus técnicas y métodos por charlatanes, narcisistas perversos y otros “terroristas de la salud” que, sin formación, ni preparación sanitaria alguna se atreven sin complejos a abordar trastornos de ansiedad, depresión u otros problemas emocionales cualesquiera aprovechando la ingenuidad, necesidad, vulnerabilidad y desconocimiento de los usuarios de esos servicios.
Ante esta proliferación de centros de mindfulness, meditación y coaches varios, en paralelo con el problema del intrusismo y la captación de sectas os dejo el siguiente texto para vuestra reflexión.
“De la Universidad de Massachusetts a técnica de captación de sectas
El mindfulness, esa intervención terapéutica desarrollada por el doctor Jon Kabat-Zinn en la Universidad de Massachusetts para aliviar episodios de dolor crónico ansiedad o estrés, está de moda, lo que convierte a su técnica principal, la meditación, en omnipresente en infinidad de contextos, desde hospitales y universidades, a los despachos de las empresas del Ibex 35.
A pesar de que hay evidencia científica de que la demandada práctica puede tener efectos secundarios si su pauta de entrenamiento no es la correcta, en España, para ser instructor de mindfulness o de meditación no hay ningún requisito oficial. Por este motivo, la etiqueta es utilizada por la pléyade de sanadores, homeópatas y charlatanes varios para dar prestigio a su actividad y ampliar su target. En este sentido, el Observatorio de Pseudociencias y Sectas Sanitarias de la Organización Médica Colegial advierte en un informe sobre el mindfulness y la meditación asegurando que «pese a tener un ámbito de aplicación legítimo en su campo, son usualmente utilizadas por movimientos sectarios como captación o incluso herramienta de manipulación psicológica«.
Elena Campos, investigadora del CSIC y presidenta de la Asociación para Proteger al Enfermo de las Terapias Pseudocientíficas (APETP), aclara que «mindfulness debe ser impartido por un psicólogo, puesto que es su área de competencia. Por eso es importante que el Colegio de Psicólogos limite y estandarice sus pautas».
Campos recuerda además que «en España no se imponen penas disuasorias, ni se castiga a quienes ejercen intrusismo sanitario o mala praxis. Y a veces se ven legitimados hasta por universidades que ceden sus espacios para albergar eventos de pseudoterapeutas, como denunciaron algunos medios que ocurrió en la UPV con una charla sobre mindfulness impartida por una persona cuyas acreditaciones pertenecían al campo de las pseudoterapias.
Para Margarita Barranco, psicóloga clínica formada en mindfulness, e integrante de la ONG Redune —de atención a víctimas de grupos sectarios—, el problema está en «la proliferación miles de cursillos de mindfulness o coaching que hacen que cualquiera se venda como experto. Un buen coach o instructor de meditación nunca hablará de terapia y siempre derivará a un psicólogo cuando sea conveniente», porque como señala Miguel Perlado, psicólogo clínico y experto en sectas, «el problema está en que al consumidor le es muy difícil distinguir cuando una sesión de mindfulness se desarrolla de forma adecuada».
Finalmente pediros a todos los usuarios de estos servicios que os aseguréis de las correctas acreditaciones de los profesionales y centros, donde acudís. Y recordaros que el mindfulness como cualquier otra técnica de regulación emocional debe impartirla un psicólogo, ya que posee tanto la formación y competencias especializadas para ello como el bagaje sanitario que le permite atender las diferentes problemáticas asociadas si las hubiera y aplicar los criterios clínicos ajustados a la persona.
Dr. Psi. RICARDO BRAVO DE MEDINA
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica