El malestar emocional que siente la mayoría de los individuos, ante una situación desfavorable, adversa o una mala noticia, como pudiera ser por ejemplo suspender un examen, supone una experiencia de fracaso y todas las personas tienen pensamientos o creencias acerca del fracaso. Como consecuencia de ello las personas reaccionarán con un patrón de respuesta diferente frente a esos pensamientos sobre el fracaso. Este diferente patrón de respuesta les otorgará un carácter transitorio o duradero.
Existe un grupo, con características cognitivas específicas, que carecen del aprendizaje para abordar y gestionar con flexibilidad los pensamientos y creencias de carácter negativo que son elaboradas y enviadas por su mente en reacción a la experiencia emocional negativa percibida.
Siguiendo el ejemplo, para todas las personas sería normal tener una experiencia interna negativa ante el suspenso (fracaso), lo que originaría pensamientos y creencias negativas en un primer momento. La diferencia viene a continuación, ya que mientras un grupo de personas dejará marchar esos pensamientos y creencias negativas, el segundo grupo dará credibilidad a pensamientos del tipo, “soy una mal estudiante”, “no valgo”, “soy inferior a los demás” o “no merezco la pena”, fusionándolo con la realidad.
Estas narrativas y otras de índole similar nos vienen relatadas por nuestra mente de forma involuntaria e irreflexiva como reacción interna espontánea al malestar. Ante esto, personas quedan atrapadas en estos discursos estableciendo leyes universales y generalizaciones a otros ámbitos de la vida en esa visión negativa de sí mismo.
Por lo tanto, el trastorno emocional no se origina como consecuencia del contenido de pensamiento o de pensar de forma negativa sobre uno mismo ante la visión de una mala nota, sino de cómo reacciona ante esos pensamientos y creencias negativos que son experiencias mentales que trasmiten información o dicho de otra forma, qué estilo de pensamiento tiene, lo que está vinculado con los procesos cognitivos o con las metacogniciones.
El Síndrome Cognitivo Atencional, en el que la atención se centra en la amenaza, posee una cualidad repetitiva-rumiativa y está compuesto de la atención obsesiva, las preocupaciones, las rumiaciones y las estrategias autorreguladoras o conductas de afrontamiento poco eficaces.
La Terapia Metacognitiva considera imprescindible alterar los procesos cognitivos y así resolver el Síndrome Cognitivo Atencional tan frecuente en diferentes trastornos psicológicos
Dr. Psi. RICARDO BRAVO DE MEDINA
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica