Mandato “sé feliz”
¿Puede existir la felicidad sin dolor?, ¿la serenidad sin el tormento? En los tiempos que corren se puede observar un rechazo y negación de las experiencias de dolor. Se desea sin buscarlo auténticamente el ser feliz por mandato, pero eso sí, en ausencia de dolor o de otras experiencias emocionales displacenteras. Parece como si la sociedad hubiera arrancado la idea del dolor como poseedora de sentido en el crecimiento personal y en el tratamiento de problemas psicológicos. La persona quiere estar bien, quiere resolver los problemas emocionales y psicológicos en base a la extirpación de la experiencia de dolor de sí mismos. Entonces los anestésicos legales e ilegales entran en juego.
Hemos olvidado que el carácter se forja en base a la combinación de la disciplina y el afecto cuestiones sustituidas por la compulsión, la confusión de la felicidad por una búsqueda de experiencia de placer ininterrumpida y el afecto por discursos complacientes hedónico-narcisistas.
Estamos sometidos por un sistema de creencias sociales distorsionados e irracionales. Los padres de la psicología cognitiva como Beck y Ellis ya explicaron que la base del sufrimiento humano toma como punto de partida la forma en la que pensamos, las creencias que tenemos o cómo interpretamos la realidad. Por lo tanto, la irrupción de este nuevo mandato, dogma social o imperativo categórico de “sé feliz” lleva al individuo a la idea de “tengo que ser feliz” negando y el sufrimiento o evitando las experiencias displacenteras en un gran esfuerzo por escapar de ellas sin ver la importancia clave que tienen su integración en el desarrollo y bienestar personal.
La sociedad provee de recursos para ocultar el sufrimiento negando la libertad individual y el encuentro autentico con la serenidad personal. Poder llegar a encontrarse bien, desprenderse de la angustia innecesaria y gestionar el mundo emocional interno, así como el mundo de las relaciones y las ideas trae consigo entender el dolor como parte de nuestra salud extrayendo en su experiencia emocional no reprimida parte del saber necesario para sostener el bienestar en convivencia con el sufrimiento. Para poder estar bien debemos aceptar la experiencia de estar mal.
Dr. Ricardo Bravo de Medina
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
