Consumo de cannabis y sus efectos clínicos
El cannabis es la tercera droga más consumida después del alcohol y el tabaco en edades comprendidas entre los 15 y 64 años. Existe una tendencia ascendente en su consumo durante los últimos años. La prevalencia en hombres duplica a la de las mujeres y el promedio de consumo de porros al día está en 2,9. En cuanto al tipo de consumo el 48,7% consume marihuana, el 20,6% consume hachís y el 30,8% consume de los dos tipos.
Entre los consumidores y potenciales consumidores existe una baja percepción de riesgo en cuanto a las consecuencias del consumo de cannabis al tiempo que se percibe también como una droga de fácil disponibilidad.
Entre los efectos clínicos del cannabis sobre el sistema nervioso central señalaremos algunos de ellos como:
- Euforia que puede ir seguida de un periodo de ansiedad y humor bajo
- Sensación de somnolencia y relajación sobre todo si el consumidor está en soledad.
- Alteración de los procesos de pensamiento
- Ideación paranoide, desconfianza y alteración en la percepción del tiempo.
- Intensificación de la conciencia sensorial
- Alteraciones y deterioros cognitivos como los relacionados con la memoria reciente donde se merma la capacidad de realizar tareas que requieran pasos mentales múltiples. Se puede dar una “desintegración temporal” con déficits en las habilidades motoras, la atención y la percepción de profundidad que puede durar hasta unas 12 horas después del ultimo consumo lo que debemos considerar de cara a la conducción o utilización de otras máquinas.
Además de lo planteado existen toda una serie de efectos adversos psicológicos como son:
- Trastornos de ansiedad y ataques de pánico. Esta reacción es la más común y se estima que entre el 50-60% de las personas que han consumido cannabis alguna vez la han experimentado. Pueden aparecer síntomas como la inquietud, despersonalización, desrealización, sentimiento de pérdida de control, de que se va a volver loco, miedo a morir e ideas paranoides donde piensa y cree que las personas que les rodean están en contra, que le son hostiles, que se ríen de él/ella o le van a hacer algo negativo. Toda esta experiencia es vivida como convicción con mucho sufrimiento personal pudiendo la persona querer escapar, aislarse o emitir conductas extrañas o de riesgo.
- Trastornos afectivos. El cannabis actúa como modulador del estado de ánimo, pudiendo provocar estados depresivos de forma secundaria al consumo y en personas con una depresión latente puede detonar su aparición.
- Trastornos cognitivos. Los estudios realizados referencian la posibilidad de lesiones estructurales cerebrales y si bien el cannabis actúa sobre un receptor específico no se puede descartar la posibilidad de que este se desajuste tras el uso prolongado afectando la función cerebral. Asimismo, presentan un peor rendimiento en tareas de atención, memoria visual, verbal, funciones visomotoras y déficits en la memoria a corto plazo.
- Deterioro de la personalidad. Aparición del síndrome amotivacional caracterizado por la apatía, disminución de actividades orientadas a un objetivo (fracaso académico o profesional), incapacidad de enfrentarse y resolver problemas novedosos, perdida de hábitos personales, pasividad, alta distraibilidad, disminución de la capacidad de razonamiento, estrechamiento de intereses, perdida de motivaciones y reducción de objetivos. Si bien este síndrome es discutido en la clínica se puede observar algunos de estas características y otras de forma clara en los pacientes consumidores.
- Trastornos psicóticos. Existen estudios que plantean la existencia de una psicosis cannábica que va mas allá del periodo de intoxicación. Los cuadros psicóticos asociados al consumo de cannabis pueden ser psicosis orgánica aguda, psicosis funcionales agudas, psicosis funcionales crónicas y las reviviscencias o “flashback”.
Estos son algunos de los efectos clínicos sobre la salud que encontramos en los consumidores de cannabis que cada vez son más prematuros en el inicio. Podemos decir que el consumo de cannabis y con mayor gravedad en consumidores jóvenes puede producir un deterioro en el funcionamiento cerebral y cognitivo comprometiendo su desarrollo y afectando directamente los ámbitos de vida como familiar, social, académico o laboral. Asimismo, se pueden producir psicosis y desarrollarse cuadros psicóticos crónicos similares a la esquizofrenia. Existen personas predispuestas en las que se pueden desencadenar cuadros psicóticos agudos o precipitar una psicosis esquizofrénica.
Dr. Ricardo Bravo de Medina
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
