Cuando dejamos de mirar
Es cierto y es una gran verdad, existe una gran diferencia entre ver y mirar. Porque cuando miramos y nos encontramos con la mirada del otro transferimos de forma inevitable todo nuestro mundo interno de emociones y subjetividad, y además percibimos, sentimos al otro. Nos comunicamos con mayúsculas. Y es que hay miradas que calman, miradas que apasionan, miradas que dan confianza, miradas que sostienen, que entienden, que acunan, que dan un lugar de encuentro y salida a la soledad, y otras tantas miradas… Pero cuando dejamos de mirar, solo vemos.
En este momento social e histórico podemos decir que es una realidad la huida de la conversación profunda, intima mirándonos a los ojos y sosteniendo la mirada. Habilidades interpersonales como pedir perdón, disculparse o terminar una relación han quedado relegados por un simple y breve mensaje de WhatsApp y por lo tanto se abandona la experiencia emocional de la mirada y el contacto empático con la emoción del otro y con aquello que provoca en nosotros. El desarrollo emocional de la persona depende de ello desde la primera mirada amorosa de la madre a su hijo hasta el ultimo momento.
¿Que pasará cuando dejemos de mirarnos?. ¿Acaso esto no merece una reflexión?.
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Dr. Psi. RICARDO BRAVO DE MEDINA
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica