El autocompletado es una función que poseen actualmente nuestros ordenadores y teléfonos móviles y cuya característica principal es la de sugerirnos palabras para finalizar las frases que mientras tecleamos comenzamos a escribir. Para ello toma como referencia nuestras propias huellas digitales, es decir el recorrido previo que hemos hecho por la red cuando se trata de los navegadores o las palabras que ya hemos utilizado cuando estamos en la escritura de los diferentes servicios de mensajería como el WhatsApp. Estamos perdidos en un bosque dando vueltas en círculo para llegar al mismo punto. Se nos presentan las mismas palabras ya utilizadas y los mismos resultados ya buscados por lo que parece lógico pensar que existe poca posibilidad de diferenciación y por lo tanto de enriquecimiento en todo esto. Nos hemos convertido en clonadores de textos.

El 4 de diciembre del año 2009 Goggle nos mostró una entrada con los nuevos términos de búsqueda y una nueva actualización que asumimos ciegamente y sin pensar, como tantas otras, desde la sumisión de los tecnocorderos en los que nos hemos convertido, cuestión de la que desgraciadamente ya no tenemos ni conciencia. Ese día aceptamos las “búsquedas personalizadas”.

Esto implica que el nuevo algoritmo de goggle en sus resultados de búsqueda solo te muestra aquello que es de interés para ti. Si políticamente eres de izquierdas o de derechas en tus búsquedas te mostrará un punto de vista u otro respectivamente que tendrá en cuenta tus intereses e inclinaciones para darte aquello que deseas. Veras lo que quieras ver, fomentando los mecanismos de negación psicológica. Tu pantalla de ordenador o de móvil es como un espejo unidireccional que solo refleja tus propios deseos e intereses mientras eres visto y analizado por otros.

Todo esto nos aleja de la visión integrada de un mundo donde podemos explorar lo diferente para crecer, madurar y desarrollarnos de forma sana con sentido crítico y criterio propio. Necesitamos inputs diferentes que vayan en contra de nuestro pensamiento preestablecido, de nuestros prejuicios, que nos provoquen, que nos perturben, que nos conmuevan, que nos haga pensar reflexivamente. Mas aun, todo esto nos aproxima al abismo de una visión polarizada, dicotómica y simplista del mundo. Por lo tanto, más de blancos y negros, de buenos y malos, de conmigo o contra mí, más enfrentada y con menos capacidad de aceptar lo diferente  

Hemos prostituido nuestra información privada a algoritmos que nos seducen, reconocen nuestros deseos, fomentados por ellos mismos, para querer vendernos aquello que aun no sabemos que queremos, pero tranquilos, que sin duda querremos.

En lo conocido se está muy a gusto, pero no se crece, en lo desconocido se está un poco mas incómodo, al menos al principio, pero se crece.

 

Dr. Psi. RICARDO BRAVO DE MEDINA

Psicólogo Especialista en Psicología Clínica