El síndrome del “comportamiento vacío en adultos”

El síndrome del “comportamiento vacío” fue descrito por primera vez por Kreisler (1984) al trabajar con niños de entre los 18 meses y 3 años. Todos estos niños sufrían trastornos graves como insomnio severo, continuas infecciones, retraso en el crecimiento, perdida de pelo, inflamación de las articulaciones persistente, hiperactividad e incapacidad para vincularse afectivamente con otras personas.

En estos niños existe una falta de expresividad que puede llegar a ser completa, pueden no llorar nunca, parecer indiferentes al dolor, o no manifestar ningún signo de ansiedad, tampoco frente a la figura de extraños pudiéndose ir con cualquier persona. Kreisler decía que más que niños parecían figuras de cera.

Las características más sobresalientes de este síndrome son la falta de energía afectiva para hacer algo o reaccionar frente a algo y la falta de vínculos afectivos.

Pues bien, partiendo de estas reflexiones de Kreisler, y salvando las distancias, podríamos reutilizar ese concepto que denominaríamos “comportamiento vacío en adultos”. Personas en un constante hacer cosas, hiperactivos, compulsionados, llenándose de conductas, de cosas que hacer y a la vez desconectándose emocionalmente cada vez más tanto de ellos mismos como de las personas cercanas que les rodean, apáticos relacionalmente, hasta el extremo de poder perder la capacidad de vinculación afectiva.  A su vez sufriendo enfermedades de corte psicosomático cada vez mas frecuente y persistentemente, sobre todo enfermedades de corte infeccioso e inflamatorio.

Si por alguna razón no pueden llevar adelante esos comportamientos o se agotan los planes o finalizan los proyectos, emerge bruscamente una fuerte atonía afectiva gestada en esos comportamientos vacíos y repetitivos. En realidad, esas conductas incesantes, esos comportamientos están desconectados del mundo emocional interno en desintegración, por lo que carecen de sentido. No proporcionan bienestar real sino vacío. Este vacío queda oculto detrás de la compulsión. Llenar la vida de nada. Vidas sin propósitos.

Por último, hay que señalar que Kreisler decía que esos niños son recuperables si se puede actuar de forma temprana. En este mismo sentido considero y así lo he visto en la consulta, que estos adultos son recuperables o “reconectables” si se puede intervenir psicológicamente a tiempo.

Dr. Ricardo Bravo de Medina

Psicólogo Especialista en Psicología Clínica