Podemos entender el maltrato en forma positiva o negativa.
Opción positiva:
• Maltrato físico. Toda acción u omisión llevada a cabo por un miembro de la familia cuyo resultado produce un daño físico en el anciano; contusiones, alopecia traumática, quemaduras, pérdida o fractura de piezas dentales, lesiones esqueléticas, etc.
• Maltrato psíquico. Amenazas o actitudes que provoquen en el anciano determinados temores, del orden de que le van a dejar solo o que no le van a ayudar nada, o incluso de que tendrá que valerse por sí mismo.
• Abuso económico. Referido a acciones encaminadas a regir o apoderarse de los bienes del anciano para lograr su administración.
• Abuso sexual. Acciones dirigidas a mantener o provocar situaciones de abuso sexual con el anciano, incluyéndose los supuestos de pornografía.
• Abandono o negligencia. Relacionado con el maltrato físico o psíquico; podemos citar no satisfacer las necesidades básicas del anciano, malnutrición, falta de higiene, llevar ropas inadecuadas, etc.
• Intoxicación. Referido anteriormente respecto al maltrato infantil, con la agravante de que al ser personas de edad avanzada pueden causar lesiones irreversibles en su salud.
• Restricciones en sus derechos básicos. Pueden afectar a su capacidad de movimiento, a su control económico, etc.
Opción negativa:
Se refiere a determinar cuáles son los principios fundamentales que deben regir la vida de las personas mayores. Cuando estos principios no se respeten, entendemos que se ha llegado a una situación de maltrato.
Principios básicos.
Independencia; Tener libre acceso a la vivienda, alimentación, a ropas adecuadas, etc.
• Participación. Plena integración social.
• Cuidados. Pleno acceso a la atención clínica y sanitaria.
• Autorrealización. Acceso a los recursos educativos, espirituales, culturales, recreativos, etc.
• Vivir sin tratos degradantes o vejatorios y con una cierta seguridad.
Olvidamos con demasiada frecuencia que los ancianos pertenecen a un grupo de riesgo y alta vulnerabilidad. Cuidémoslos.