El alcohol sigue siendo la sustancia psicoactiva más consumida. A este consumo de alcohol entre adolescentes y jóvenes le siguen el consumo de tabaco y cannabis por ese orden. La edad media de inicio de consumo de alcohol está en torno a los 13,6 años, una población especialmente mas vulnerable fisiológica y psicológicamente.
Existe un nuevo patrón de consumo entre los jóvenes de entre 14-34 años que se encuentra más extendido en el grupo masculino y que podemos denominar como consumo por atracón (Binge drinking).
No es una moda, es un patrón de consumo que mantiene una tendencia ascendente desde 2009. Por poner un ejemplo, en 2015, el 17,8% de los jóvenes ha consumido alcohol en forma de atracón en los últimos 30 días.
Algunas de las características de este patrón de consumo de alcohol son las siguientes
- Son fundamentalmente consumidores de fin de semana
- Se caracteriza por una ingesta masiva, compulsiva y de búsqueda de embriaguez
- Se desplaza el consumo de bebidas fermentadas a destiladas.
- Se ingieren bebidas de alta graduación en un breve espacio de tiempo
- Contexto de consumo en la calle, grupal con iguales
- Posee un carácter social
- Se desplaza el modelo de consumo mediterráneo, por un modelo de tipo anglosajón
El problema del trastorno por uso de alcohol y más en concreto el consumo de alcohol en preadolescentes-adolescente es un grave problema de salud publica con implicaciones a todos los niveles.
Los factores que están a la base de este inicio de consumo están directamente relacionados con factores sociales como la accesibilidad, disponibilidad del alcohol, el bajo precio, la aprobación social del consumo y minimización de la conciencia de problema y gravedad. Con factores predisponentes como aspectos de vulnerabilidad psicológica o biológica, como la heredabilidad o la intolerancia. Con factores familiares, por problemas de sistemas familiares disfuncionales, contradictorios, con problemas de comunicación, problemáticos, desestructurados o modelos de consumo dentro del propio sistema familiar. Las amistades, el grupo de pertenencia, es decir, si consumen o no y sus actitudes ante el alcohol. Asimismo, factores cognitivos como las creencias, o expectativas ante el consumo o factores de maduración propios de la estructura de personalidad que requieren un desarrollo saludable.
Las repercusiones negativas de este patrón de consumo de alcohol tienen como consecuencia daños físicos, de desarrollo cerebral, psicológico, madurativo y emocional. Supone una degradación de la vida familiar y una influencia negativa en las relaciones sociales con un deterioro en sus habilidades sociales, capacidad de afrontamiento, tolerancia al malestar y afectividad interpersonal. Asimismo, afecta al rendimiento académico y sus capacidades cognitivas atencionales y memorísticas. Se correlaciona con la accidentabilidad y problemas de enfermedades sexuales y embarazos no deseados. Así como se asocia a la aparición de otros tipo de trastornos psicológicos como la ansiedad, depresión o trastorno por control de impulsos.
Para saber más: https://extension.uned.es/actividad/idactividad/15535
Dr. Psi. RICARDO BRAVO DE MEDINA
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica